Plain
<<...que no sé del dolor,
que triunfé en el amor
y que nunca he llorado,
yo, nunca he llorado.>>
Un mundo raro
Chavela Vargas
«...Desde que el mundo es mundo, vivir y morir vienen siendo la cara y la cruz de la misma moneda echada al aire, pero si sale cara es todavía más absurdo. Para mí, si quieren que les diga la verdad, lo raro es vivir. Hasta el viernes.»
Lo raro es vivir
Carmen Martín Gaite
La conocida frase de Paul Éluard Hay otros mundos pero están en éste, puede servir como pretexto para iniciar este texto sobre un inventor de mundos. Son mundos visuales, a veces planos i a veces tridimensionales pero mundos al fin y al cabo.
Los de Toni Font son mundos variados y raros. No a la manera de Chavela Vargas, ni a la manera de Carmen Martín Gaite, sino, a su manera.
Para encontrar algún referente de rareza semejante, deberíamos acudir a la obra de OPS, versión antigua y más simbolista de El Roto y , porqué no, al raro, rarísimo poeta visual Joan Brossa. Pero no, tampoco encaja del todo...
Hombres con extrañas mascotas agarradas a extrañas extremidades de sus dueños, piernas sin cuerpo, hombres sin cabeza y otros especimenes habitan sus mundos recientes.
Hombres que acaban siendo bocadillos de cómic sin texto, con piernas que apuntan a bocas de personajes invisibles, todos hablando al mismo tiempo.
No hay diálogo, no hay comunicación. La fusión entre personajes no es amor, es seguramente, absorción o sumisión. Los personajes no tiene bocas, no hablan, solo habitan el espació silencioso, blanco y limpio del papel, la tierra y el cielo, fundamental de estos mundos. La mancha, aún existente, parece dejar paso a la línea y lo gráfico parece ganar terreno a lo plástico.
Este juego entre lo plástico y lo gráfico es en realidad una constante en los trabajos de Toni Font. Tal vez debido a su formación y trabajo cotidiano, en su obra se juntan tres artistas, como en el producto aceitoso que tantos problemas nos resuelve. Este tres en uno son el artista pintor/escultor grueso, por denominarlo de alguna manera, el artista pintor/escultor fino o gráfico, por denominarlo de alguna otra manera y el artista diseñador-fotógrafo, que es el que finalmente acaba por subrayar sus rarezas.
Nos haría falta aún otro elemento en la mezcla del tres en uno, no incluido inicialmente para no romper el argumentario de quien subscribe este escrito, que seria una cierta dosis de ingenuidad y pureza propias de la niñez, tal vez recuperada por su actual y reciente situación de paternidad, o tal vez nunca perdida y que aún habita el país de nunca jamás.
Sea como fuere, como en un bocadillo con seis flechas/piernas, el uno, portavoz de los tres, nos muestra sus obras de manera limpia , sin artilugios, bien presentada, recuperando el amor y el cuidado por el objeto/obra, casi a la antigua, cosa que actualmente, empieza a ser también una rareza.
Raros son también sus materiales y técnica. Los grabados a punta seca se mezclan con aparentes grabados de rotulador o bolígrafo, la madera se funde con pastas arcillosas endurecidas creando densidades visuales bipolares y la plancha de hierro se cubre de colores para provocar un mundo no raro, si no feliz.
Esta extraña felicidad melancólica es probablemente la principal característica de los relatos que transmiten al espectador las obras de Toni Font. Felicidad melancólica, pesadez liviana, ruido silencioso, niñez madura;
La belleza es siempre bipolar y rara, muy rara.
Andreu Aguiló
junio-julio de 2016